sábado, 1 de enero de 2011

Capítulo 2: Encuentros

Ya había desayunado y arreglado mi pequeña habitación, me había lavado los dientes, vestido con el bañador… Bajé del apartamento al portal y allí me encontré con Diego que venía con su familia en el coche.
-¡Vamos, Migue!
-¡Ya voy!-cerré la puerta del recibidor y me aproximé al coche.
Allí saludé a todos y el coche se puso en marcha. Al llegar a la playa, colocamos una sola sombrilla y nuestras respectivas toallas sobre la arena. Luego, Diego y yo nos fuimos al agua y, una vez empapados, la madre de mi amigo ya nos llama:
-¡La crema! ¡Os vais a quemar!
Nos salimos del mar y cuando Diego cogió la crema yo vi a una chica de nuestra edad jugando con un niño pequeño muy guapa, aunque se veía un poco lejos. Yo soy muy curioso, así que avisé a mi amigo, él lanzó el bote a la bolsa sin habernos echado nada y nos fuimos hasta donde estaba la chica.
Mientras nos acercábamos, ella se levantó, dejó el niño a una señora con pinta de adinerada y se echó aceite mientras se tumbaba en una toalla.
Al llegar nos daba vergüenza aparecer entre las sombrillas como si nada, pero yo le propuse a Diego:
-¡A ver si eres capaz de acercarte, saludarla y eso!
-¡Claro!-se acerca- Hola, guapa, ¿te apetece venir conmigo?
-…

***

-…-en cuanto me levanté vi unos ojos azules y un pelo corto marrón oscuro-¿quién eres?
-Je, soy Diego.
-Ah-me senté sobre mi toalla-, yo soy Ana, encantada.
-¡Hola!-se acercaba corriendo el otro chico con una sonrisa-¡Yo soy Miguel!
Miguel era más guapo, tenía los ojos marrones, y su pelo era más largo, y castaño claro. Tenía flequillo hacia el lado.
-Hola, encantada.
Estuvimos un rato hablando hasta que decidimos irnos al agua. De repente, como no, vino mi hermano Javi a molestar.
-Uy, ¿Ana tiene dos novios ya?
-¡Javi! ¡Son amigos, evidentemente!
-Ah, si son amigos, puedo estar aquí. ¿Jugamos a algo? Venga, traigo mi pelota.
En cuestión de instantes, volvió a aparecer con un balón de spider-man entre sus manos.
-¡Cariño, es hora de comer! ¡Tráete a tu hermano!
-Ya voy, mamá.-me dirigí a los chicos-adiós.
-Hasta luego.
-Chao.
Me fui a la sombrilla y allí comimos los cinco, mis tres hermanos, mi madre y yo. Mi padre no estaba con nosotros en vacaciones, algunos días vendría, pero siempre se encuentra en viajes de negocios. Tras comer, nos volvimos a casa. Yo me sentí un poco mal, pues no les había dicho a Diego y a Miguel que me iba a ir, pero no me dio tiempo a despedirme. Cuando regresé, me di un baño en la piscina con mi hermana mayor. A mi me gusta colocarme tras la cascada, y tirarme por ella en una colchoneta. El origen de la cascada es otra piscina, pero pequeña, donde se baña Hugo. Después me di una ducha rápida y me quedé en el patio de detrás leyendo un libro.

domingo, 24 de octubre de 2010

Capítulo 1: llegada.

Los aviones me daban un poco de miedo, pero no había de lo que preocuparse. Iba con mi madre, mi hermana de dieciocho, mi hermano de siete, y el de dos años. Mi edad eran los dieciséis. Estuve durante todo el viaje jugando a un juego en mi consola nueva. Al salir del avión, siendo un vuelo directo, nos dirigimos hacia nuestra mansión de verano en segunda línea de playa. Eran las siete de la tarde, y como mi ropa ya lo había guardado una de las asistentas de la casa, decidí darme un baño de espuma. Luego, me tumbé sobre la cama de matrimonio de mi cuarto y estuve viendo la televisión de plasma. Mi madre me llamó al poco rato de acostarme:
-Ana, cariño, ¿ya te has duchado?
-Claro, mamá.
-Vale, la cena estará en quince minutos.
-OK.
Al rato aparecí en la terraza, había arroz amarillo con pollo y algunas verduras. De postre pastel de chocolate.


***
Yo me iba a quedar en mi ciudad, como todos los años, con mis amigos. Sin ninguna variedad. Era ya de noche y yo estaba conectado al ordenador. De repente, veo que se conecta mi mejor amigo, Diego. Me contó que al día siguiente iba a ir a una de las playas de las afueras, donde están las mansiones, y me invitó a ir con él. Acepté. Preparé todo y me fui a la cama. Tenía sueño, había estado todo el día por ahí y ya eran las once y media.


***
-Mamá, ¿mañana qué vamos a hacer?-preguntó Javi, mi hermano de ocho años.
-No sé, lo que vosotros queráis.
-Yo quisiera ir a la playa.-propuse yo.
Después, nos fuimos todos a la cama, tras un rato más de televisión en familia.
Al día siguiente, desayunamos y nos pusimos los bañadores. El mío era un bikini color verde pistacho y liso. Nos aseamos y nos fuimos a la playa en la furgoneta de mamá.
Al llegar colocamos las sombrillas y las toallas y, tras ponernos la crema yo me llevé a Hugo, el pequeño de mi familia, al mar. Él con los manguitos de Pocoyó, claro. Yo llevaba mis gafas anchas de Dior que ocultaban mis ojos color azul claro, y mi pelo rubio tirando un poco a castaño ondeaba al viento aún seco. Corriendo vino Javier y empezó a salpicarme.
-¡Eh, idiota! Molesta a María, que está ya mojada.
-Je, je, buena idea-dijo alejándose de mí hacia una zona más profunda, donde estaba mi hermana mayor.
Poco después salí, dejando a Hugo con mi madre, y me apliqué algo de aceite. Después me acosté en mi toalla azul celeste a tomar el sol.